Me preguntas si estoy nerviosa cuando sabes perfectamente que ardo en deseos que contemplar nuevamente tu cuerpo desnudo. Muero por volver a sentir tu piel ardiendo sobre la mía. Añoro deslizar mis manos y perderme en la extensa humedad que anida entre tus muslos.
No. No estoy nerviosa. Solo estoy... ¡Desesperada por tenerte!