24 mayo 2009
Detener el tiempo
Corría en dirección a la cafetera la primera vez que la vi. Era alta, morena y tenía una de esas espectaculares melenas rizadas. En aquel momento no hubiera podido afirmar que tenía una belleza arrebatadora e intensa. Claro que aquello fue mucho antes de poder conocer su interior. Sus vicios. Su secretos más ocultos y que incluso ahora, algunos años después, todavía no he podido conocer por completo.
Sin embargo, aquella tarde de 1965, la simple contemplación de una joven que servía café en un concurrido dinner de la parte baja de Manhattan fue suficiente para mí.
Visto desde la perspectiva y la experiencia actual no hubiera dudado lo más mínimo en acercame a ella y contarle (eso sí... de forma sutil) la profunda huella que acababa de dejar en mi interior. Pero aquellos eran otros tiempos y yo... en fin yo era una romántica. Así es que antes de que pudiera arrepentirme de todo y ante la posibilidad de que las palabras dejaran de acudir a mi mente como lo estaban haciendo en aquel instante saqué el bolígrafo que siempre guardaba en el bolsillo trasero de mi pantalón. Las servilletas de papel fueron cayendo una tras otra hasta que, bastantes cafés después, sonreí satisfecha ante las frases que había conseguido escribir con perfecta caligrafía. Me acerqué hasta la barra. Pedí la cuenta y me aseguré de deslizar mi pequeña obra literaria entre los billetes de dólar. Aquello marcaría un antes y un después.
Hoy he recibido una carta. Nada más abrirla una pequeña y amarillenta hoja se ha deslizado desde el interior. Con voz temblorosa y sin mirar el papel que he sostenido apretado con fuerza contra mi pecho he empezado a recitar:
Quiero detener el tiempo. Inspirar la sensualidad que emana cada poro de tu piel. Quiero detener el tiempo. Clavar la mirada en la tuya y llegar a tocar tu alma
Quiero detener el tiempo. Ser quien te arranque cada gramo de la pasión que escondes
Quiero detener el tiempo. Anhelo pasear mis labios por cada rincón de cuerpo
Quiero detener el tiempo. Necesito beber de ti y saciar esta sed para siempre
Quiero detener el tiempo...
Las lágrimas resbalan por mis mejillas al pronunciar las últimas palabras. Ella ya no está...
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