14 junio 2006

El principio

Las siete de la tarde. Me siento extraña diferente. Pienso, murmuro, asiento... vuelvo a meditar... Cruzo la calle y entro en un Pub que desde hace semanas ha llamado mi atención. Camino con paso decidido hasta una mesa en la zona más oscura del local. Noto ojos que me observan. Un leve cosquilleo invade todo mi cuerpo. Soy consciente de cómo se eriza mi piel. Me gusta saberme observada. Es más... Me excita.
Estoy de pie frente a la mesa. Durante unos segundos cruza por mi mente la posibilidad de sentarme de espaldas a la concurrencia. - ¡Ni loca!- grita una voz en mi interior. Doy unos pasos más y me siento con toda la calma y serenidad de la que soy capaz. Dirijo la vista al frente. Las miradas se dispersan. Son conscientes de que ahora soy yo la que les observa. Paseo mis ojos por todo el local. Parejas, grupos de amigos, hombres solos... Todo en calma. Justo en el mismo instante en el que decido serenarme llega lo inesperado. La profundidad, la intensidad, el deseo escrito en su rostro. Es joven. Moreno. Fuerte. Valiente. El único capaz de seguir mirándome con el firme propósito de que yo me de cuenta. Está cerca. Muy cerca.
Le aguanto la mirada. El cosquilleo me invade de nuevo. En esta ocasión las mariposas se quedan en el estómago. Sin dejar de observarme bebe de la copa que tiene delante. Se toma su tiempo. Se deleita con el roce de sus labios sobre el cristal. Un cubito de hielo roza fugazmente su boca. Le miro de nuevo a los ojos y en ellos descubro la pregunta... Asiento levemente y fascina la habilidad y la suavidad con la que sus labios capturan el hielo. Lo sostiene solo unos segundos.... Después, para mi absoluto disfrute, lo mastica lentamente.
Hay una copa en mi mesa. No recuerdo haberla pedido. Intento apartar la vista y trato de beber aquello que se me ha ofrecido. Estoy casi a punto de lograrlo pero el leve movimiento de su boca me detiene. Trato de entender lo que me dice. Es discreto, sutil... Apenas vocaliza. Una leve sonrisa se dibuja en mi rostro. Estoy dispuesta a adivinarlo y a pagar por mi error si fallo en la interpretación de sus palabras.
Murmura una vez más... De forma inmediata mis piernas que habían permanecido cruzadas hasta ese instante se separan ligeramente. El deseo me invade de tal modo que empiezo a temblar. Es una sensación extraña. A medida que pasan los segundos la empiezo a asimilar y a disfrutar.
Llevo la copa hasta mi boca. Bebo. La intento dejar sobre la mesa. Un dedo roza levemente uno de mis pechos. Dusfruto al percibir su tacto. Pego mi espalda a la silla. Me relajo. Mis piernas se separan un poco más. Le sigo mirado. Coge un cigarrillo y lo enciende. Puedo ver con total claridad cómo después de la primera calada uno de sus dedos acaricia suavemente el papel.
Mi mano obedece y se coloca tímida sobre uno de mis muslos. Lo acaricio. Trazo pequeños círculos sobre él. Un intenso cosquilleo se hace realidad en mi sexo. En pocos segundos soy capaz de percibir toda la humedad que desprende. Me estremezco. Dirijo una mirada rápida al escote de mi blusa y sonrío divertida al comprobar cómo se han endurecido mis pezones hasta el punto de estar perfectamente dibujados.
Él sigue fumando mientras saca un billete del bolsillo de la camisa. Lo coloca sobre el mostrador. Permanezco absorta en el juego que mis dedos han establecido con la parte superior de mis muslos. Estoy tan cerca que la humedad me inunda. Algo me saca del ensimismamiento. Se ha levantado y me lanza una curiosa mirada. Mi cuerpo obedece de nuevo y mis dedos pasean sin rubor sobre mis labios permitiéndome así saborear toda mi intensidad. Camina hacia la puerta. Desaparece. Las sensaciones se confunden en mi cuerpo. Dudo... Voy tras él.
Estoy en la calle y paseo nerviosa la mirada. Un cálido aliento se posa sobre mi nuca. Permanezco inmóvil. Percibo un leve movimiento y me giro. Él ha comenzado a caminar. Le sigo...

1 comentario:

mireias32 dijo...

Deja volar la imaginación:)