29 abril 2007

Sol, brisa, luna, estrellas...




Soy el sol. Te observo de lejos. Llevo calor y calma en un día de pausa.
Mis rayos acarician tu cuerpo en la distancia para no quemarte.
Poso mis manos en tu cuerpo mojado recién sacado del agua.
Seco cuidadosamente tu piel y la maquillo con un moreno bonito.
Sonrío en la lejanía deleitándome con el brillo que sale de tu piel.
Soy la brisa, vengo para calmar el fuego que el sol enciende en tu interior.
Soplo suavemente tus ojos para poder acariciar tu rostro relajado.
Acerco mi aliento y lo paseo por tu cuello. Tus pechos al sol. Un suspiro sale de ti.
Notas mi presencia recorriendo cada centímetro de tu cuerpo que el sol acaricia y maquilla.
Tu aliento se mezcla con el mió. Me acerco a tus oídos sigilosa. Traigo un mensaje
Desde la lejanía te traigo un anhelo que conoces. Te traigo su sonrisa que dibuja en su cara al pensarte.
Susurro sus palabras llenas de ternura, deseo, pasión, locura y desenfreno.
Soy la luna, me presento ante ti y me inclino sonriente para besar tus pies.
Te traigo un poco de luz en la oscura noche, para alumbrar tu silencio.
Escucho tu respiración, cansada de las caricias del sol y extasiada por los susurros de la brisa.
Entro en tu habitación sin prisas a través de tu ventana, escucho tus pensamientos.
Alargo mi mano para acariciar tu cara, mientras que mis ojos entienden tu locura con nombre propio.
Soy testigo de tus jadeos compartidos en la distancia, cómplice de tu laberinto de sensaciones.
Conocedora de dos gemidos diferentes y separados por el tiempo y el espacio.
Constantes suspiros de dos bocas deseosas de un éxtasis que pedís beber ambas.
Conozco vuestro secreto, soy participe de vuestras miradas y caricias.
Arropo con mi manto de luz tu cuerpo y lo beso en su nombre para que su esencia la sientas.
Soy la estrella, bajo con una pluma, tinta y papel para dejar constancia de lo que le dices a tu soledad.
Tu boca calla, tus ojos hablan al tiempo que la luna alumbra y sacan el brillo que guardas cuando la piensas.
Tu piel erizada me dicta palabras escritas con el recuerdo que invade tu mente.
Su lengua ha dejado huella eterna en tu piel y la disfrutas una y otra vez.
Hoy soy yo tu mensajera, la llevaré tu frenesí en un baúl cerrado para que no escape y llegue intacto a su destino.

De “S” para “R”

23 abril 2007

Salvaje a todas horas

- ¿Cómo se te da el sexo cuando te cabreas?- preguntó mientras me miraba furiosa
- El sexo cuando me cabreo habitúa a ser así- respondí mientras señalaba la mesa de la cocina...

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21 abril 2007

Obsesión



Salgo a la calle y la fría brisa de la madrugada me devuelve a la realidad. Sí. Esa que no he vivido todo el tiempo que he permanecido a tu lado. Empiezo a recordar cómo era mi vida antes de que aparecieras en ella. Ese apacible camino en el que no necesitaba tocarte a cada instante, en el que mis manos no ansiaban cada segundo el contacto con tu piel y en el que mi lengua no era adicta al sabor de tu sexo.
Siento un ligero temblor en las piernas y sé que no podré dar un paso más sin caerme. Así es que apoyo la espalda en el lateral de una cabina de teléfono mientras trato de recuperar el aliento y la calma. Enciendo un cigarro y observo cómo las manos temblorosas apenas atinan con el mechero. Mientras la nicotina entra en mi boca cierro los ojos y mi mente me devuelve a ese tiempo en el que tú no existías. A aquellos paseos en soledad por la playa, a aquellas tardes de domingo en las que las risas de mis amigos llenaban el salón de casa, a aquellas madrugadas en las que devoraba libro tras libro o en las que creaba historia tras historia.
Las imágenes del presente pasan ahora ante mis ojos. Sexo, piel, sudor, intensidad, frío, calor, deseo, pasión, delirio, obsesión. No soy capaz de soportar esta montaña rusa de sensaciones durante más tiempo. Necesito la dosis adecuada de cada ingrediente. Una equilibrio perfecto entre lo que tenía antes y lo que experimento ahora. La idea de poner punto y planea en el ambiente. Sí, tal vez lo más coherente sería regresar a aquella vida de orden y pequeños detalles.
Aunque todavía permanezco apoyada en la pared de la misma cabina telefónica mis dedos buscan ansiosos el teléfono móvil en el interior del bolso. Una vez que lo encuentran lo colocan ante mis ojos. Intento marcar el número que me lleve a escuchar tu voz y, sin embargo es tu cuerpo sudoroso, perfecto y entregado el que se manifiesta y me enloquece. Dejo caer el teléfono en el bolsillo del abrigo. Necesito aire, necesito pensar. En este momento necesito una huida hacia adelante. Me ajusto el abrigo al cuello. Empiezo a andar y en la noche solo se escucha el sonido intenso de mis tacones mientras que me pierdo por las calles de la ciudad.

18 abril 2007

Sin palabras

¿Has aprendido ya que las palabras no son necesarias o necesitas que te lo ilustre más, querida?

17 abril 2007

Acróstico




Mis labios y la lengua
Acarician tu sexo desnudo.
Recibes al placer
Intentando controlarlo.
Oigo tu respiración agitada
Lamo con fuerza y destreza
Alli donde quiero que explotes-

15 abril 2007

Al otro lado



Al otro lado te he encontrado siempre.
Paciente a la espera de que aclarara mis ideas.
Dejando pasar los días ansiando que
tal vez me quedara a tu lado.

Al otro lado está sé que encontraré
la tranquilidad, el deseo sosegado, la comodida,
las mañanas de domingo adherida a tu piel,
la seguridad de la paz que tanto necesito.

Al otro lado sé que estás tú. Sólo tengo que
alargar la manoy dejar que esa fuerza mágica que
un día nos llevó a conocernos ahora
no permita que nos separemos.

Al otro lado... al otro lado... al otro lado...

14 abril 2007

Inventando historias




Mientras oigo cómo golpea la lluvia contra el cristal de mi despacho intento concentrarme en la búsqueda de nuevas frases, nuevos sentimientos, nuevas historias que contar. Atrás quedan las historias, los relatos, una novela. Siento cómo el agradable hormigueo de la creatividad azota suavemente a mis neuronas. Una gran fuerza interior me obliga a escribir y, sin embargo no logro dar con el tema. Sé que volverá a ser otra novela. Que transcurrirá en la ciudad de Barcelona. Esta gran capital que siempre ha traído magia a mi vida.
Ahora mis ojos acompañan a las gotas de lluvia que se deslizan por el cristal. Siento la incomprensible necesidad de desnudarme. Una por una las prendas se van deslizando por mi piel hasta formar un ordenado montón sobre el suelo. Los dedos se pasean ilusionados sobre mi ropa interior pero no se atreven a adentrarse en ella. Cierro los ojos. La imagen de una mujer de 35 años se dibuja con claridad en mi mente. Morena, no muy alta aunque esbelta. Se llama Julia y también busca una historia que contar.
Aunque acabo de abrir los ojos ella sigue a mi lado. Siente la misma curiosidad por mí que yo por ella. Ambas nos preguntamos cómo terminará esta aventura juntas. Enciendo un cigarrillo mientras dejo caer el cuerpo sobre el sofá. El frío cuero se adhiere a mi piel haciendo que me estremezca. Los labios aprietan con suavidad el filtro del cigarrillo. Inspiro. El humo me llena y me transporta al bar de un hotel. No sé cual. Pero al fondo de la barra está ella...

12 abril 2007

Le hablo a la brisa




Le hablo a la brisa.
Le mando un mensaje para que llegue hasta ti.
Quiero que te diga lo que mi cuerpo siente por tenerte en mi interior.
Deseo que te explique que sonrío por tenerte saberte junto a mí.
Que te susurre que mi alma late hacia tus deseos.
Que te recduerde que volveré a por tus pasiones guardadas esperando mi presencia.

Le cuento a la brisa que hable en voz baja.
Que te haga llegar que mi piel es miel cuando te pienso.
Que ansío tu lengua paseando a su antojo.
Que estamos alejadas y sin embargo estás conmigo.
Que te sueño, te siento y te respiro.
Que bebo de tu aliento aque me estremece.
Que mis manos recorren tu cuerpo y lo siente erizarse cada vez que profano tu alma

Le grito a la brisa que te diga que te anhelo
Y que cuando llega la noche te siento en mi cama.
Entras sigilosa a través de mis sueños en el mismo instante en el que cierro los ojos.
Noto cómo tu aliento se posa en mi cuerpo y mil suspiros se me escapan.
Mis manos buscan las tuyas y se entrelazan en la oscuridad de la noche
Mi corazón se acelera al compás del tuyo haciendo que de los sentidos se agudicen.
Aparece el descontrol entre las dos y sin poderlo remediar la pasión se hace presente.
Mi respiración se entre corta y se mezcla con la tuya rompiendo el silencio de la noche.
La habitación se llena esencias y se respira una excitación en el aire.
La noche es cálida estando a tu lado. Es fuego y locura.
Tus dedos rozan mis labios. Me domina tu mirada.
Le digo a la brisa que te lleve los gemidos que han roto el silencio de la noche.
Que me siento viva si te pienso porque te tengo encerrada en mi interior.
Que me llenas de calma cuando mis tormentas asoman y me ahogan.
Que bebes de mi fuego pero también bebes del agua salada de mis ojos.
Que entre a través de tu ventana y te diga...
Que estás conmigo. Que estoy contigo.

De "S" para "R"

11 abril 2007

50.000 formas de besarte...

Cincuenta mil maneras de acariciarte, de tenerte, de lamerte, de acariciarte y , por qué no, ¡¡De follarte!!

10 abril 2007

La cadena



Pensaba acariciarme con la punta de los dedos dejando que las yemas se deslizaran por cada rincón de mi sexo. Pero hoy algo así no es suficiente.
Estirada en la cama he ido descartando opciones que me proporcionaran el placer que deseo. Casi al borde del desánimo mis ojos se posan sobre un marco de metal. Un escalofrío me recorre casi al mismo tiempo que en mi mente se dibuja exactamente lo que quiero.
Me levanto y camino hacia el armario en el que guardo mis objetos para el placer. No me hace falta buscar demasiado porque la cadena cuelga perfectamente en la parte superior. Paseo mis manos por ella y siento cómo el frío del metal atraviesa todo mi cuerpo. La piel y, sobre todo los pezones, reaccionan con intensidad.
Regreso a la cama y me tomo todo el tiempo del mundo para volverme a estirar. Sujeto la cadena solo por un extremo mientras que cierro los ojos. Sé que en cualquier momento entrará en contacto con mi piel. Sé que a partir de ese instante todo mi cuerpo empezará a hervir. Sé que me volveré loca cuando la humedad de mi sexo entre en contacto con la dureza del acero.
Deseo recorrerme entera. Quiero sentir el frío en cada parte de mi cuerpo mientras recuerdo los cientos de veces que este objeto me ha hecho prisionera. Sin embargo la cadena tiene vida propia y se ha ubicado entre los carnosos labios de mi sexo. Quiero evitar el contacto con mi piel pero mis caderas se elevan sugiriendo justo lo contrario.
En este momento son los dedos los que conspiran contra mi voluntad abriéndose paso hasta el clítoris, lugar privilegiado sobre el que empieza a rozar la cadena. Una oleada de placer recorre todo mi cuerpo con tanta intensidad que un intenso gemido inunda la estancia. Quisiera ir despacio, prolongar esta sensación durante mucho tiempo pero tanto mi cuerpo como mi ansia de placer marcan un ritmo intenso. Ahora ya no es solo la punta de la cadena la que me acaricia sino que gran parte de ella me recorre el sexo mezclándose con el calor y la humedad.
Siento un hormigueo que va creciendo entre mis muslos y es entonces cuando la locura se alcanza su máxima expresión y decido que parte de esa cadena me penetre. La noto firme, dura, húmeda y fría a medida que una parte de ella entra en mi interior mientras que la otra acompaña a los dedos en su revoloteo constante. El hormigueo se hace mucho más intenso. Sé que el placer absoluto está muy próximo. Debería dejar de acariciarme ahora mismo. Prolongar esta placentera agonía un poco más. Pero no puedo. El cuerpo va irremediablemente a la obtención de aquello que ansía. Estoy al borde del orgasmo. La mano que controla la cadena en mi interior se detiene. Respiro con intensidad mientras pienso que he vencido. Que el placer se prolongará unos instantes más. Una fuerte sacudida me hace gritar aún más fuerte. Todo mi cuerpo se contrae. Todo mi ser explota al mismo tiempo que la cadena abandona el interior de mi sexo.

09 abril 2007

Derramarse



Me siento frente al microondas y observo cómo el tazón de leche va adquiriendo la tibieza que deseo. Cierro los ojos y, durante unos segundos me transporto a tu fantasía. Vestida como sé que te excita. Con las piernas separadas, el sexo humedecido y ansiando el calor de tu lengua. Acerco la leche a mi boca sin despegar la mirada de la tuya. Separo lentamente los labios y observo en tu rostro cómo deseas verme beber. Sin embargo, en un arrebato de pasión, en una necesidad incontrolable de dar rienda suelta al deseo que me domina dejo que el líquido tibio se deslice por todo mi cuerpo esperando encontrar tu sexo allá donde empieza el mío y se mezclan las esencias.

08 abril 2007

Desenfreno























En este mismo instante sólo deseo apretar mi cuerpo contra tu espalda.
Aspirar el aroma que desprende la piel que sé que me desea.

En este mismo instante quiero que mi lengua recorra tu cuello
Que mis dientes se claven en tu nuca hasta inundarme de la intensidad del sudor que te invade.

En este mismo instante mis manos recorren tu pecho al tiempo que mis dedos aprisionan tus pezones hasta hacer gritar de dolor
gemir de placer...

07 abril 2007

¡Sorprendida!

Sabes que alguien puede llegar en cualquier momento. Tal vez sea él quien abra la puerta. Pero no puedes disimular esos escasos segundos de placer...

06 abril 2007

Seda



La imaginación cobra vida en el mismo instante en el que la fría seda se adhiere a mi espalda.
Pienso en tus manos recorriendo mi cuerpo. En tus dedos caminando sobre mi sexo acompañado por esos trozos de hielo que tanto me enloquecen.
Cierro los ojos y recuerdo cómo era sentir tu cálida boca al entrar en contacto con mi piel humedecida.
No puedo evitarlo.
Separo los muslos. Te lo ofrezco todo. Susurro tu nombre
Y espero ser correspondida de inmediato.

03 abril 2007

Tú, Él: Yo






Nos sentamos los tres en la sala a tomar una copa. La habitación se impregna de una tensión sexual irrefrenable. Su mirada excitada se cruza con la nuestra. Te paseas provocadora delante de nosotros y te sientas frente a mí. Sabes leer en la mirada. Adivinas mis pensamientos. Sabes como provocar mi excitación y como dominar mis sentidos. Presientes lo que sucede en mi interior y lo mismo sucede con él. El silencio entre las dos es tenso y excitante. No pienso en nada hasta que él se acerca por detrás y me susurra: "Mírala, está preciosa y hoy quiere que entregues algo que está esperando ansiosa. Le podrías pedir lo que quisieras y ella te lo daría. Quiere entregarse a ti y me gusta verla así". Su voz varonil y la intensa mirada que nos observa me excitan aun más. Mi mente dibuja una imagen de ti y mi voz temblorosa te la cuenta: "Te deseo en este instante tumbada en la alfombra. Quiero verte semidesnuda y entregada a tus deseos. A los míos".
Sin dejar de mirarme, sonríes y me obedeces. Acaricias lentamente cada centímetro de tu cuerpo. Deslizas tus dedos hábiles por tu cuello con la mirada insinuante. Sé que estás mojada y logras encender aún más la pasión. Sin dejar de observarme, una de tus manos se dirige hacia los pechos mientras que la otra sigue el camino del deseo bajando por tu vientre. Tus piernas se separan ligeramente para recibir a esos dedos calientes que desean empaparse de la humedad del sexo que espera.
Sin dejar de observarte me doy cuenta de que él está pegado a mi espalda. Siento su aliento en mi nuca y cómo suavemente desliza las manos sobre mis hombros buscando los pezones que tengo totalmente erguidos.
- Te está llamando- murmura.- Mira su piel erizada por lo caliente que está al tenerte aquí con nosotros-




Presto atención a sus palabras y decido acercarme a tu cuerpo. Estoy excitada y ansiosa de ti. Miles de palabras pasan por mi mente pero sólo son estas las que acierto a pronunciar: " Quiero meter dos dedos en tu interior, moverlos dentro de tu ardiente y húmedo coño. Quiero que explotes en mis manos. Que derrames tu éxtasis entre mis dedos. Quiero saborear hasta la última gota que salga de tu cuerpo".

Pasión desenfrenada.Mp3



Mi voz te enloquece y tu respiración se acelera con ritmo jadeante. Apenas entre susurros me suplicas: " Ponte encima. Arráncame la poca ropa que llevo. Fóllame y muérdeme todo el cuerpo". Ahora disfrutaremos las dos del placer que la simple visión de nuestro juego le ha proporcionado. Ahora nos dedicaremos a provocarle con descaro y pasión. Durante las próximas horas desataremos más lujuria de la que le hemos regalado mientras nos miraba...

02 abril 2007

El viaje



Llego al aeropuerto. Estás allí como habías asegurado. Cuando te tengo frente a mí sólo soy capaz de leer el deseo en tus ojos. Me excito al comprobar que intentas controlar tus impulsos por lo menos hasta que lleguemos a casa. Pero no lo harás. Yo me encargaré de ello.
Detienes tus pasos frente a un coche que no me deja indiferente. Es negro. Reluciente. Me gusta. Hace que piense en la oscuridad, en tus gemidos resonando en la habitación, en tus palabras obscenas pronunciadas en el momento adecuado. Me vuelvo a estremecer.
Con un simple movimiento de cabeza me invitas a entrar en su interior. Noto cómo el frío cuero se adhiere a mis nalgas. Durante unos segundos la humedad de mi sexo se mezcla con la piel. Pienso en cuántas otras mujeres habrán ocupado este lugar antes. Cuánta excitación contenida o no habrá vivido ese mismo asiento. Las imágenes se suceden en mi mente. Placer y más placer. Imagino tus fuertes manos sobre sus pequeños hombros. Veo cómo tus labios aprietan sus pezones y deseo ser una de ellas.
Ahora soy yo la que percibe la proximidad de tu cuerpo. Son tus manos las que rodean mi cuello al tiempo que tu profunda voz me advierte que nada malo va a sucederme. Cierro los ojos tal y como me ordenas. Noto cómo cubres mi rostro con algo que intuyo es negro y suave. No puedo ver pero la imaginación me ofrece escenas cálidas y obscenas. Suaves pero intensas.
Siento que mi respiración se agita. El calor invade mi cuerpo. El sudor empieza a deslizarse por mis hombros. El coche ya está en marcha. ¿Dónde iremos?

01 abril 2007

¿Tomamos un te?




El agua hierve con la misma intensidad con la que mi sexo se humedece. El azúcar se desliza por la fina cerámica de la taza con la misma suavidad con la que mis dedos acarician mis pezones. Escojo la combinación perfecta de hierbas mientras que la lengua pasea por mis labios deseando sólo los tuyos. ¿Vienes?