
Me acerco con sigilo hasta la habitación. Empujo la puerta con cuidado intentando que no percibas mi presencia. Me gusta observarte cuando ignoras que estoy a tu lado. Contemplo tu espalda perfectamente dibujada bajo la blusa negra que contrasta a la perfección con el blanco de tu piel. Estás ligeramente inclinada mientras escribes otra de tus historias cargadas de erotismo. Suspiras y con un gesto muy femenino retiras el pelo dejando al descubierto la nuca. Bajas de nuevo la cabeza y continúas, sin inmutarte, abstraída en el mundo del placer.
Avanzo hacia ti muy despacio. A medida que mis pasos nos aproximan percibo el sutil aroma de tu perfume. Lo inspiro profundamente y noto cómo toda mi piel se eriza. Estoy detrás de ti. Flexiono las rodillas y coloco mis labios a escasos centímetros de tu nuca. Vierto sobre ella toda la calidez de mi aliento. Tu piel reacciona y cambia de textura. Tratas de girarte pero mis manos han sido más rápidas que tu deseo y te obligo a permanecer en la misma posición en la que te he encontrado hace unos minutos. Entiendes mi deseo. Lo satisfaces permaneciendo inmóvil.
Mis labios rozan tu nuca lentamente. A cada centímetro recorrido lo acompañas con un intenso suspiro. Me delito contemplando cómo tu respiración se acelera y leyendo en tu inmovilidad que deseas aún más placer del que te estoy proporcionando. La lengua se abre paso entre mis labios y acaricia con deseo tu piel. Trazo pequeños círculos con ella y un intenso gemido se escapa de tu interior. Saboreo a mi antojo esta parte de ti que me fascina, no tanto por su erotismo, sino por las connotaciones que tiene entre nosotras.
Percibo tu excitación y ahora, con mis susurros entrecortados, tú ya eres consciente de la mía. Me separo de tu piel mientras que las manos recorren muy despacio la distancia que hay entre tu cuello y los hombros. Una agradable sensación recorre todo mi cuerpo y la tibieza invade mi sexo. La lengua regresa a tu nuca y traza con firmeza una inicial sobre ella.
- Escríbelo otra vez- susurras
- ¿Qué estoy escribiendo?- inquiero divertida
- La inicial de mi tortura. La letra de mi placer. El nombre de mi pasión- respondes agitada.
Mojo bien la lengua y con la punta escribo sobre tu piel: De abajo hacia arriba una firme línea recta. Desciendo en perpendicular y vuelvo a subir con rapidez. Entre suspiros trazo la última línea de una “M” mientras mis manos ya se van deslizando hacia tu pecho.
No hay comentarios:
Publicar un comentario