28 febrero 2007

Gotas





Y mientras hundes tu lengua en mi sexo ya al borde del éxtasis una atrevida gota de sudor recala en mi pezón para provocar un nuevo orgasmo...

27 febrero 2007

Musas ardientes





Esta noche las musas han poblado mis sueños. Con sus miradas lascivas, sus labios seductores, sus cuerpos perfectamente contorneados. Se apretaban las unas contra las otras con esa mirada de quien sabe que está dejándose llevar por la carne y la pasión al tiempo que disfruta de ello.
Esta noche las musas han follado como nunca. Se han devorado. Se han masturbado. Se han penetrado como auténticas salvajes mientras sus bocas se afanaban en beber cada gota del preciado elixir que en todo momento fluía de sus sexos.
Esta noche las musas han sido Amas, han sido sumisas y se han entregado por fin a la orgía de los sentidos.

26 febrero 2007

El zumo





Hoy me he despertado con ganas de hacer algo diferente. Te observo dormir a mi lado y tengo que hacer auténticos esfuerzos para no abalanzarme sobre ti. Contemplo tu cuerpo desnudo y deslizo con cuidado mis dedos sobre tu hombro. Apenas te mueves pero dejas escapar un suspiro de lo más erótico. Te beso la mejilla con ternura y salgo de la cama. Paseo desnuda hasta la cocina e intento improvisar un desayuno. Abro la nevera y miro en su interior. Hay muchas cosas sugerentes pero, son dos limones y tres naranjas los que llaman mi atención. Los cojo. Acaricio su áspera textura y siento cómo mi piel reacciona a esta sensación. Alargo la mano e intento alcanzar el exprimidor pero una nueva idea atraviesa por mi mente. Sonrío con picardía.
Cojo un cuchillo y parto toda la fruta por la mitad. Enseguida el aroma del ácido me envuelve. Cierro los ojos y evoco cada instante que he mis labios han paseado entre tus muslos. Cada vez que mi lengua ha lamido tu sexo para llenarse de él. Cada minuto que has compartido conmigo el sabor de nuestros cuerpos.
Mientras regreso descalza al dormitorio, el frío del suelo me recorre. Percibo cómo mis pezones reaccionan y se endurecen. Dejo la fruta a tu lado esperando que sea su olor el que te devuelva a la realidad mientras que coloco mi cuerpo desnudo a escasos centímetros del tuyo. Tengo la respiración agitada, el sexo humedecido. Trato de dejar la mente en blanco y llenarme de las sensaciones del momento. Apenas me da tiempo porque tu mano ya ha empezado a acariciarme. La fruta ha cumplido su misión.
Me miras fijamente a los ojos intentando buscar una explicación a toda la puesta en escena que, a juzgar por tu creciente excitación, sé que te está entusiasmando.

- ¿Preparamos un zumo?- te insinúo al mismo tiempo que acerco mis pezones erectos a la altura de tus labios.
- Por supuesto- respondes mientras que coges el primero de los limones y empiezas a pasearlo suavemente por mis pechos.
Gota a gota empiezas a llenarme mientras que la punta de la lengua acompaña cada uno de tus movimientos. Te concentras en mi cuello, en mi escote. Lo único que puedo hacer es abandonarme al placer. Me siento poseída por la excitación, por el deseo. Intento acariciarte pero tú me lo impides al tiempo que me susurras: "Concéntrate en tu placer". Y eso hago mientras que ahora aprietas media naranja contra mis pezones de los que brota un cálido jugo que bebes con pasión.

25 febrero 2007

Aislamiento




Sigo en mi encierro. Escucho tu voz a través de la puerta. Percibo tu aroma cada vez que me acercas la comida. El intenso sonido que producen tus tacones al andar no sólo no me atemorizan sino que me excita cada vez más. Siento tu piel junto a la mía y sé que con solo estirar los dedos podría acariciarte. Sin embargo sé que no es eso lo que quieres. Sé que tu único objetivo es que te ansíe hasta la locura. Te escucho respirar. Mi sexo se humedece. Imagino tu cuerpo sobre el mío. Mi lengua recorriendo tu sudor. Sale la bestia que hay en mi interior. Te araña, te muerde, te posee. Imagino... imagino mientras sigo enloqueciendo...

23 febrero 2007

Delirios




Las tres de la mañana. Me despierto empapada en sudor. Alargo la mano. El sexo me arde. La humedad entre las piernas se ha convertido en fuego. Suspiro. Jadeo. La pasión me domina. Susurro tu nombre. Unos dedos firmes y largos me penetran lentamente. Muevo la cadera pidiendo más. Te hundes más en mi interior. La palma de la mano golpea mi clítoris de forma rítmica y pausada. Con la ayuda de mis muslos intento aprisionar tus dedos para no perder ni un segundo de todo el placer que estoy sintiendo. Un escalofrío recorre la espalda. La arqueo mientras caigo en la cuenta del volumen de mis propios gemidos. Me excita escucharme. Cierro los ojos e intento imaginar qué aspecto tendré. Trato de modificar mi actitud porque quiero mostrar lo que realmente siento en este instante. Quiero que veas la golfa que hay en mí. La zorra insaciable que ansía más y más placer.
Las tres de la mañana. Me despierto empapada en sudor. Alargo la mano. El termómetro pita. 39'5ºC. Un escalofrío me recorre...

21 febrero 2007

Una mujer desnuda




Hoy me vais a perdonar que no os cuente ninguna historia. Estoy en la cama con mucha fiebre (Sí, lo sé. Los excesos). Pero al pensar en vosotros y al pasar por vuestros blogs no he podido evitar la tentación de regalaros esta letra y esta canción del gran Joan Manuel Serrat. Espero que la disfrutéis...

Serrat. Una mujer desnuda.mp3



Una mujer desnuda y en lo oscuro
tiene una claridad que nos alumbra
de modo que si ocurre un desconsuelo
es conveniente y hasta imprescindible
tener a mano una mujer desnuda

Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera un resplandor que da confianza
entonces dominguea el almanaque
vibran en su rincón las telarañas
y los ojos felices y felinos
miran y de mirar nunca se cansan

Una mujer desnuda y en lo oscuro
es una vocación para las manos
para los labios es casi un destino
y para el corazón un despilfarro
una mujer desnuda es un enigma
y siempre es una fiesta descifrarlo

Una mujer desnuda y en lo oscuro
genera una luz propia y nos enciende
el cielo raso se convierte en cielo
y es una gloria no ser inocente
una mujer querida o vislumbrada
desbarata por una vez la muerte

20 febrero 2007

16 de febrero. Así lo vivió ella...



Frank Sinatra. I've got you under my skin.mp3



Mi primera mirada: Llego al aeropuerto. Estoy nerviosa. Te siento ya cerca de mí. Al otro lado de la puerta estas esperándome. Mi corazón se acelera. Siento tu mirada clavada en la puerta. Tan sólo ella nos separa. Unos pasos más. La puerta se abre ante nosotras dejando paso a un calor que me invade. Tu mirada y la mía se cruzan por primera vez. La emoción me desborda. Mi sexo responde. Cierro los ojos un segundo. Despacio atrapo ese instante en mi mente para encerrarlo dentro de mí, para guardarlo con tantos recuerdos. Recuerdos compartidos con tanta pasión. Sentimiento que tus ojos muestran ante los míos. Mi mente me dice susurrante y ansiosa "Mírala. Conoces su mirada y sabes leer en ella aún siendo la primera vez que tus ojos ven los suyos. Sólo tú sabes entenderla. Deja que sus ojos entren dentro de ti y te devore. Muestra la emoción por verla".

Mi primer contacto: Después de un año hablando en la distancia ya no hay separación. Estás frente a mí. Tan solo con levantar mis manos tu cuerpo y el mío se rozan por primera vez. Ya no hay distancia entre las dos. Ni tan si quiera el aire nos separa. Tus brazos se levantan temblorosos para arroparme con ellos por primera vez. Mis manos se acercan a las tuyas. Mis dedos se entrelazan con los tuyos. Mi cuerpo va solo hacia el tuyo. Siento un cosquilleo que me envuelve. El corazón se me acelera aún más que cuando nuestras miradas se han cruzado. Todo se desborda dentro de mí. Las piernas me tiemblan. Me abrazo fuerte a ti. Mi voz interior me dice: "Abrázala. Conoces sus brazos aún siendo la primera vez que sientes cómo te rozan sus manos suaves. Notas su ternura, su calor, su cariño. Abrázala fuerte. Cierra los ojos. Deja que tus piernas tiemblen de emoción. Estás entre sus brazos. No te soltará".

Mi primer beso: Me pasaría horas describiéndolo. Tantas porque aún lo saboreo. Acaricio mis labios con mi lengua. La tuya aparece en mi mente. Siento su roce con la mía. Me estremezco y mi piel se eriza. Mi voz me susurra mientras: "Bésala. Conoces el sabor de sus besos aún siendo la primera vez". Un calor intenso se posa entre mis piernas. La voz repite una y otra vez: ´"Déjate llevar. Permite que te invada por dentro. Entrégate a su deseo, a su anhelo, a su pasión. Cierra los ojos y deja que penetre dentro de ti".

19 febrero 2007

El primer café



Es lunes. Aún no ha amanecido. Deambulo por la casa. Entro en la cocina. Preparo café. Necesito espabilarme. Volver a la rutina. Me desperezo. Cierro los ojos. Veo tus pezones erectos atrapados por mis labios. Veo tu pecho agitado con cada palabra que te digo. Saboreo cada milímetro de tu nuca mientras mis dedos penetran tu sexo con fuerza. "Fóllame, fóllame" repites en mi mente un segundo tras otro hasta llegarme a enloquecer.
Un débil murmullo me envuelve. Alargo la mano. Abro el armario. Cojo una taza. La lleno. Me siento frente a la mesa. Observo el negro intenso del líquido que acabo de verter. Parpadeo. Tu imagen se manifiesta con nitidez. Se me eriza la piel. La respiración se entrecorta y aparece ese cálido cosquilleo entre mis muslos que tanto te apasiona...

18 febrero 2007

Besos...

Cálidos, tiernos, apasionados, sensuales, eróticos, excitantes, relajados, húmedos, chispeantes... Tus labios. Los míos, Cuarenta y ocho horas que ya han transcurrido...

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17 febrero 2007

Conozco tu sabor



Eran las tres de la tarde. Durante los últimos veinte minutos había pasado de la tranquilidad absoluta a un estado de alteración tal que mis uñas, tan cuidadas, desaparecieron bajo mis dientes. Fijaba la vista en el monitor del aeropuerto que indicaba con un intenso parpadeo que ya estabas aquí. Viajeros que llegaban. Bienvenidas de familiares esperados desde hace mucho tiempo. Mariposas en el estómago. Tú sin aparecer. Nervios. Paseos arriba y abajo sin dejar de mirar hacia la puerta por la que debías aparecer. Llegas. Mi mente reacciona. Las piernas corren hacia ti. Te abrazo. Te siento. Te huelo. Te miro a los ojos y mis labios se posan en los tuyos durante unos segundos, para toda la eternidad.
Está todo en silencio. Mi cabeza descansa sobre tu regazo. La música de fondo me envuelve. Tu mano tímida se posa sobre mi pecho. Un intenso suspiro se escapa de tu boca. Un agudo gemido se ahoga en mi garganta. Tus dedos vuelan ahora sobre mi piel. Encuentran mis pezones. Los aprietan con ternura. Mi lengua ansía tu nuca. Mi sexo anhela tu calor y con el ritmo que marcan tus latidos me dejo llevar...

16 febrero 2007

Seis horas



Seis horas son las que faltan para verte, para abrazarte, para besarte, para dejar que la pasión me envuelva por completo y sea tuya.

Seis horas son las que faltan para mirarnos a los ojos, para sentir tus manos acariciando mi piel, para que mis labios recorran tu nuca.

Seis horas son las que faltan para que pueda saber a qué hueles, para que mi lengua pueda conocer por fin el sabor de tu sexo que tanto ansía.

Seis horas son las que faltan para que me acomode en un sillón y contemple como lentamente te vas entregando a mí.

15 febrero 2007

Continuación



Sting



Una noche cualquiera mi cuerpo se ofrece al placer. No sé quién eres ni a qué hora llegarás y, sin embargo, me visto como si esperara al mejor de mis amantes. Deambulo por la estancia. Pruebo esperarte adoptando diferentes posturas. Contoneo el cuerpo. Deslizo la piel por los muebles al tiempo que noto cómo se eriza. La espalda tropieza con algo frío. Doy un respingo y me giro. Es solo un espejo. Me apoyo sobre él.
Tú ves tu propio reflejo y yo te veo mentalmente, estoy conectada a ti telepáticamente aunque nunca te hayas dado cuenta de que es así.
Voy de camino a casa, visualizo en mi mente esa habitación bañada por la luz donde los contornos que más añoro y ansío acariciar son únicamente los tuyos, mi deseo fluye como un monstruo bajo la piel, el sentirte cerca de pensamiento me hace añorar más aún tu piel y mi mente te manda un mensaje: déjame un beso sobre ese espejo, estoy llegando.
El semáforo se interpone entre nosotras una vez más. Qué camino más largo señor!!! y yo, en esa tensa espera que agarrota levemente mis muslos busco descanso en los segundos dejando que mis dedos se pierdan bajo mi ropa.
Al lado de mi coche se ha detenido un tipo en un coche carísimo y se ha dado cuenta de que me estoy masturbando. Su semblante cambia y se torna vicioso, a lo que yo respondo elevando una ceja en un gesto en el que le deniego que eso sea para su disfrute. Esto es solo por y para ti nena, solo por y para ti.
Mis dedos buscan en el cd del coche una canción(Sting-Fragile) y mi mente se pierde por sus recovecos para poder tocarte, para poder hacerte el amor antes de llegar y hacerlo como una posesa contigo, contra ese espejo, contra esos muebles.
Han sido demasiadas noches sin ti, demasiadas tardes sin ti y cada centímetro de mi cuerpo ansía fervorosamente cada milésima del tuyo, así que me dejo llevar por la canción y se me entona el cuerpo, la piel y te mando otro mensaje: acaríciate frente al espejo como si yo lo estuviera haciendo nena. Tócate como si yo te estuviera tocando.
Y allí mismo, tras mis ojos percibo cómo las yemas de mis dedos dibujan la curvatura de tus senos, cómo presiento que aquello de pronto te eriza aún más la piel. Cómo me gusta. Después tus dedos, que son los míos, se deslizan por el satén de cuello y en ese momento desgrano un beso coronado en mordisco sobre tu anatomía y tú lo sientes y te estremeces.
Mi propia masturbación me hace desear la tuya y tras unas cuantas caricias más tus dedos se dirigen a tu vulva, ese exquisito manjar de noches de playa bañándonos desnudas…

By Sorduni

14 febrero 2007

Una historia...




Vengo a proponeros algo. Este será mi regalo de San Valentín de parte de todos los que me leéis a diario. Hoy vais a ser vosotros quienes me expliquéis una historia. Yo os dejo una imagen y un comienzo. ¡El resto es cosa vuestra!


Una noche cualquiera mi cuerpo se ofrece al placer. No sé quién eres ni a qué hora llegarás y, sin embargo, me visto como si esperara al mejor de mis amantes. Deambulo por la estancia. Pruebo esperarte adoptando diferentes posturas. Contoneo el cuerpo. Deslizo la piel por los muebles al tiempo que noto cómo se eriza. La espalda tropieza con algo frío. Doy un respingo y me giro. Es solo un espejo. Me apoyo sobre él...

13 febrero 2007

Entre gemidos




Estoy en la puerta de casa a punto de salir para irme a trabajar. Abro el bolso y reviso su interior. Espero no dejarme nada. Mientras mis manos registran su interior, los dedos encuentran una cremallera totalmente olvidada. La abro y sonrío al comprobar el contenido del pequeño compartimiento secreto. La idea tarda dos segundos en cruzar por la mente y apoderarse de mí. Consulto el reloj. Aún tengo tiempo si me doy prisa. Camino hacia el baño. Los tacones resuenan con fuerza a lo largo del pasillo. Me coloco frente al lavabo. Abro el grifo. Cojo el jabón. Abro la mano y dejo caer aquellas bolas chinas que una vez me regalaste.
Las lavo con cuidado. Las seco. Mientras realizo este acto mecánico acuden a mi mente miles de imágenes. Realidades, deseos, fantasías, perversiones. Miro mi rostro en el espejo. Las mejillas ya se han encendido y, cómo no, el corazón me late con fuerza. Sonrío de nuevo mientras murmuro: "Estás hecha una zorra".
Apenas he terminado de secar el látex, una de mis manos se ha metido por debajo de la falda y lucha por despojarme de la escasa lencería que cubre mi sexo. Lo consigue con éxito. Tal vez debería acariciarme un poco para facilitar la entrada de este juguete en mi interior. No es necesario. El simple recuerdo del orgasmo que me has regalado hace tan solo unas horas me ha humedecido por completo. Con más rapidez de la que deseo, las bolas entran en mí. Toda la piel se eriza y arqueo la espalda ligeramente dejando escapar un intenso suspiro. Aún excitada me pongo en pie y salgo de casa.
Debería coger un taxi. Es el modo más rápido para llegar al despacho. Pero no. Hoy estoy caliente, excitada, poseída por la golfa que saco a pasear de vez en cuando. Mis pasos cambian de dirección y voy hacia la parada de metro. Son más de diez minutos caminando pero no quiero perderme esta experiencia.
La ciudad empieza a despertar. Con cada paso que doy siento el roce de las bolas en mi interior. Un escalofrío me recorre. Aprieto el paso. "A mayor movimiento mayor placer" pienso mientras las primeras oleadas de calor invitan a que el frío aire de la mañana golpee directamente sobre mi escote. Sigo andando. Ahora me concentro en el sonido. Sí. Puedo oír cómo se agitan en mi interior. Miro a mí alrededor y, aunque sé que nadie más puede escucharlas, mis pezones reaccionan ante la remota idea de que la chica del maletín con la que estoy a punto de cruzarme supiera qué ocupa mi sexo excitado.
Agitada llego a la boca del metro. Bajar esos escalones supone un suplicio tan placentero como adictivo. Las piernas me empiezan a temblar. Intento controlar la respiración. No quiero que nadie perturbe este instante de placer preguntándome si me ocurre algo malo. Maldigo porque termina el tramo de escaleras y con el largo pasillo el placer se reduce sin llegar a desaparecer.
El vagón va hasta los topes. Me quedo de pie junto a la puerta mientras que media docena de cuerpos se aprietan contra el mío. Cierro los ojos. La mezcla de la velocidad y el desgastado trazado hacen que el suelo vibre. El temblor asciende por mis piernas, por mis muslos y se cuela en mi interior. Disfruto del sexo que palpita. La megafonía me saca de mi ensimismamiento. Esta es mi parada. Desciendo del tren no sin antes pasar la mano suavemente por el bonito trasero enfundado en unos tejanos de una mujer de mi edad que está justo delante de mí. Mientras lo hago otra vez me lleno de ti.
Más escalones. Si bajar ha sido un maligno placer, subir se convierte en una tortura celestial. Esta vez me veo obligada a parar justo a mitad de camino. No puedo soportar tanta excitación. En realidad sí. Pero quiero guardarme este orgasmo. Quiero permanecer excitada el resto del día. Ansío llegar a casa, coger tu rostro mientras trabajas en el estudio y dejar que todo este placer estalle en tu boca.

12 febrero 2007

Una fecha




Sentada frente al ordenador observo una fecha que parpadea en el calendario. Trato de obviarla y me concentro en el trabajo. Sin embargo ella insiste en llamar mi atención y se ilumina lentamente. Ordeno a mis ojos que sigan pendientes de las letras que llenan la página en blanco pero, uno de ellos, se desvía ligeramente hacia la derecha. 16 de febrero... 16 de febrero me gritan los números una y otra vez.
"¡Está bien!", exclamo en voz alta mientras. Clavo la vista en la fecha. Toda mi piel se eriza. El corazón se acelera. Mi mente lanza las mismas preguntas una y otra vez: ¿Cuándo la besarás? ¿Cómo será la primera vez que nuestras lenguas se encuentren y se amen? ¿A qué sabrá ese instante en el que su sexo deje escapar todo el placer sobre mi boca? ¿Qué diré cuando....?
16 de febrero...16 de febrero...

Para "S"

11 febrero 2007

Amanecer

Las seis. Suena el despertador. Otro angustioso lunes me espera. Te miro. Un escalofrío me recorre. Acerco mis labios a los tuyos.Enciendes la pasión. Mis dedos se deslizan por tu pecho. Cierro los ojos y pienso. "Tal vez pueda quedarme un poco más..."

10 febrero 2007

Exhibición



Esperas desnuda frente a la ventana a la hora que hemos acordado. Sabes lo que debes hacer pero, al mismo tiempo te inquieta no conocer el lugar exacto desde el que te estaré observando. Paseas nerviosa las manos por tu nuca. Percibo la duda, el temor y el deseo que te invade en este mismo instante. Sé que estás excitada. Ansiosa por acariciarte y abandonar el cuerpo a las pasiones más desenfrenadas. Te muerdes el labio inferior mientras exhibes los pechos a través del cristal. Desde la distancia percibo cómo se eriza tu piel, cómo se agita tu respiración en el mismo instante en el que estás empezando a disfrutar. Al mismo tiempo que los pezones se endurecen como respuesta a tus caricias, la mirada me busca. Desea encontrarme en cada uno de los balcones que hay frente a ti. La duda cruza tu mente: "¿Y si no hay nadie?. O lo que es peor. ¿Y si no sólo ella me está observando en este instante"?.
Separas el cuerpo de la ventana. Giras el rostro y ocultas la mirada. En el silencio que te envuelve percibes el rubor y la excitación. Te llevas la mano a la frente mientras te preguntas: ¿"Qué debo hacer?. ¿Qué debo hacer?"

08 febrero 2007

Descubriéndome





Andrea mp3.



Tomo una taza de te mientras repaso las citas que tengo para hoy. La jornada va a ser larga y noto cómo la tensión se acumula ya en mi espalda. Son las seis y cuarto de la mañana. La casa está sumida en un profundo silencio. Debería empezar a ponerme en marcha si quiero evitar los atascos de cada día. Entro en el dormitorio. Abro el armario y selecciono con cuidado la ropa que voy a ponerme. Desde que te colaste en mi mente el simple hecho de vestirme se ha convertido en un auténtico ritual.
Observo las prendas que aparecen perfectamente colocadas ante mis ojos. Algo se agita en mi interior. Sonrío. Saco una de las faldas. "Tienes una reunión con gente importante" susurra mi razón. Tuerzo el gesto y vuelvo a colocar el modelo en su sitio. Supongo que la ocasión requiere sobriedad. Así es que me decido por el traje chaqueta negro y la blusa azul. Los mocasines me llaman desde el otro lado del armario. Sin embargo ya le estoy haciendo ojitos a las sandalias de estilizado tacón.
Dejo la ropa sobre la cama. Camino unos pasos y me dirijo al cajón en el que guardo la lencería. Mis dedos pasean sobre las prendas sin acabar de decidirse. Levanto la vista y me encuentro frente a la imagen que me devuelve el espejo. Una idea perversa ilumina mis ojos al mismo tiempo que saco un tanga transparente de color negro. Miro el sujetador. Pero no. Hoy no acompañará a mi cuerpo.
Camino hacia el baño. Dejo caer la bata. Doy un paso y, enseguida, toda mi piel entra en contacto con el agua tibia de la ducha. Me estremezco. Suspiro. Ideas y recuerdos que no debería tener a estas horas de la mañana se abren paso en mi cerebro. Acelero el proceso y, antes de lo que deseo, me encuentro envuelta en el suave albornoz blanco.
Regreso al dormitorio. Seco mi piel con esmero. Cuando no queda ni rastro de agua me deshago del rizo que me ha cubierto hasta ahora. Alargo la mano y cojo el envase de crema hidratante. Dejo caer generosas dosis del ungüento a lo largo y ancho de mi cuerpo. Los ojos juguetones vuelven al espejo. Y ahí está. Una mujer desnuda, esbelta, preciosa. Aparto la vista. No estoy preparada para ese reflejo. Pero la mirada es rebelde e insiste en volver a contemplar la belleza de la que yo pretendo privarla.
Mi cabeza asciende lentamente. Descubro unas piernas. Largas, esbeltas. Los muslos torneados. Una oleada de calor me invade cuando observo el sexo perfectamente depilado. Inclino el cuello hacia la derecha intentando adivinar cada uno de los rincones que se encierra en esta parte de mi cuerpo. Me estremezo. Suspiro. Quiero quedarme ahí pero la vista sigue con su particular ascenso. Contemplo las caderas, erguidas y anchas. El vientre plano abrazado por una estrecha cintura.
Ahora quiero más. Sigo mirando y me encuentro con ellos. Los pechos firmes, tersos, suaves. Me estremezco de nuevo y con ello consigo que los pezones se ericen. Un intenso hormigueo los recorre y los sensibiliza aún más. No puedo evitarlo y acerco una mano hasta ellos. Los rozo con la punta de mis dedos. Se agita mi respiración al tiempo que algo palpita entre mis muslos.
Los ojos se clavan en mis dedos y ordenan. Ellos obedecen y pellizcan mis pezones sin piedad logrando que un agudo gemido se escape de mi boca. Dejo caer hacia atrás la cabeza en un intento de aplacar el placer. Estoy a punto de conseguirlo cuando el cuello se yergue y la imagen de la mujer excitada con la que me encuentro me enloquece. Pierdo el poco pudor que me queda y doy rienda suelta a lo que siento en mi interior, a lo que anhelo desde hace tiempo y que no me he atrevido a pedirte.
Con un rápido movimiento coloco las rodillas sobre el mueble que está justo delante del espejo. Inclino mi cuerpo hacia adelante y me apoyo sobre las manos. Me miro. Veo ante mí una zorra. Sí. La zorra que quiero ser. La zorra que está excitada y que ansía entregarte el orgasmo que se fragua en mi interior. Te puedo sentir justo detrás. Apretando mis pechos con una de tus largas manos mientras que con la otra ya vas a buscar la esencia que deseas de mí. Noto como me separas los muslos, las nalgas. Cómo tus dedos se deslizan por la humedad que me invade, me inunda, me desborda.
Algo duro, tibio y grueso entra en mi cuerpo sin avisar. Esta vez un grito de placer llena la estancia. Siento cómo dos de tus dedos entran y salen de mi cuerpo a su antojo. Mis caderas acompañan el ritmo que marcas pero, cuando creo que sigo la intensidad que tú deseas cambias el orden de las cosas. Ahora permaneces inmóvil trazando pequeños círculos en el interior de mi sexo. Lo único que puedo hacer es estremecerme y entregarte todo lo que hay en mí.
El cosquilleo se hace más intenso. El orgasmo está ahí. Lo sé. Pero no quiero que esto termine. Deseo permanecer en este estado durante horas. Sin embargo tú sabes cómo tocarme y en pocos segundos obtienes de mí lo que has venido a buscar.
Parpadeo. Veo de nuevo el espejo y a la mujer que hay en su interior. Es la imagen del éxtasis absoluto. Mi mente reacciona. No hay un ella. No hay un tú. Sólo soy yo que exploto de placer una y otra vez.

Un relato por un orgasmo



Hace unos días mientras conversaba con algunos amigos hicieron llegar su opinión sobre los textos e imágenes que llenan este blog. Después de soportar con estoicismo los halagos y algunas críticas (sí parece ser que estos amigos aún no han perdido la objetividad) me propusieron una idea que me pareció bastante interesante. Ellos lo bautizaron como "Un relato por un orgasmo".
El plan consiste en que la gente (conocida o no) envíe grabaciones en audio de sus orgasmos (que pueden ser en solitario, en pareja etc...) y, a partir de ellos yo cuento una historia que, por supuesto ilustraré con el mp3 correspondiente. La verdad es que pensaba que esto iba a ser una majadería pero, de momento ya tengo tres audios diferentes esperando a ser ilustrados.
Así es que ya lo sabéis. En breve podréis disfrutar de una lectura diferente y, si alguno de vosotros se anima a enviarme un audio, en el perfil tenéis mi mail. Un saludo y a disfrutar.

07 febrero 2007

Sombras



Me deslizo entre tus sombras.
Me aposento en tu piel.
Atravieso tu cuerpo.
Penetro en tu alma.
Bebo de tus lágrimas.
Llevo luz a tu oscuridad.
Pronto dejarás de estar ciega.
Me veras entre tus sombras.
Compartirás tu risa.
Contarás tus anhelos.
Me enseñarás tu descontrol.
Sentirás enloquecer tus sentidos.
Te perderás en mi alma.
Encontrarás el deseo dentro de mi
Escrito en mi piel hace tiempo para ti.
Me das dos opciones a elegir.
Te busco entre tus sombras
Encuentro tu deseo
Siento que lo hago realidad
Te hago el amor en la oscuridad

Para "R" de "S"

06 febrero 2007

Blanco y negro



Te veo entre las sombras. Te acercas. Te alejas. Mis emociones suben y bajan en esta noria de sentimientos que me tiene al borde de la locura. Entra o sal de una vez por todas. Deja que te ría o permite que te llore. Deja que mis manos recorran tu cuerpo hasta la saciedad o quema mis dedos con tu piel para que te abandone. Hazme el amor o entiérrame en el olvido.

05 febrero 2007

Mientras espero




Hemos quedado a las ocho. Hace más de dos horas que paseo por casa obsesionada con el sonido de tu voz en mi mente. He probado a arreglar cajones, tender ropa, planchar, leer, ver la tele. Pero nada de esto sacia mi deseo. Miro el reloj. Son las siete. Cojo el bolso y salgo a la calle. La gente me mira al pasar. Es lógico. Voy mostrando mis encantos de ese modo sutil y sibilino que tanto te excita. Mientras me dirijo hacia el bar en el que debo encontrarme contigo siento miradas en mis labios, en mis pechos, en mis nalgas que se aprietan bajo la falda que oculta ese precioso liguero que rodea mi sexo desnudo. Percibo el deseo en sus ojos. Me gusta, me excita. Podría darme la vuelta en este mismo instante y marcharme con cualquiera de esos desconocidos. Y, sin embargo, sólo serás tú quien disfrute de mi cuerpo.
Las siete y diez. Estoy en la puerta del bar. Miro hacia el interior. Un grupo de hombres perfectamente vestidos toma la primera copa después del trabajo. Podría seguir caminando un rato más por la ciudad. Apenas hace frío. Pero esa pequeña zorra que hay en mí interior me empieza a dominar. Respiro hondo, alzo la barbilla y empujo hacia adentro la puerta del local. Varios hombres giran la cabeza y me contemplan sin ocultar sus sentimientos. Se apartan a mi paso. Camino lentamente por el estrecho pasillo que han abierto con sus cuerpos. Siguen el rastro de mi perfume, de la leve brisa que deja mi cuerpo al pasar junto a ellos.
Muevo ligeramente la cabeza y veo un taburete libre al final de la barra. Me dirijo hacia él. Apoyo el tacón en el pequeño escalón que hay justo a mis pies y mi cuerpo asciende hasta quedar perfectamente sentado sobre el acolchado asiento. Un camarero se acerca hasta donde estoy. "Vodka con tónica, por favor" le pido con la misma sensualidad con la que te explico mis fantasías más salvajes mientras tu cuerpo se hunde en el mío.
Las siete y media. Abro el bolso y saco la pitillera de plata. Sí. La misma en la que grabaste esa frase que nos enloquece en los momentos de pasión. La leo una vez más: "No me digas que me quieres. Llámame puta". Sonrío al tiempo que extraigo un cigarrillo de su interior. Coloco el filtro entre mis labios y, de la nada, aparece una mano firme que me ofrece fuego. Cierro los ojos. Inspiro. Una fragancia familiar me envuelve. El aroma se extiende por mi cuerpo al mismo tiempo que me excita. ¿Serás tú o es un desconocido quien está alimentando el hormigueo que ahora recorre mi sexo?

04 febrero 2007

Dulce y ácida




Me sabes dulce cuando paseo la lengua por tu boca.
Eres azúcar cuando mis labios saborean tu esbelto cuello.

Me sabes dulce cada vez que mis dientes aprisionan tus pezones.
Eres almíbar cuando el calor de mi saliva endurece esa parte de tu cuerpo.

Me sabes dulce cuando recorro tu cintura
Acaramelada cuando me deslizo por tu pubis.

Me sabes dulce cuando separas las piernas
Chocolate cuando me ofreces tu deseo que yo recojo con ansia.

Me sabes ácida cuando, cargada de tu esencia,
subo de nuevo a tu boca para compartir nuestro placer.

03 febrero 2007

Una vez más

Hoy vuelvo a compartir con todos vosotros un texto que me han enviado. Espero que lo disfrutéis tanto como yo.



Si me miras, tus ojos me dominan. Si me tocas, mi cuerpo se eriza.
Si me besas mis labios se derriten. Tu pasión roza mi cuerpo.
Dominas mis sentidos y haces que todo a mí alrededor desaparezca.
Cuando me hablas intento concentrar la atención en tus palabras. Tu voz me hace temblar.
Escucho los suspiros mientras me besas. Sí, aquellos que tantas veces escuchaba en la lejanía. La piel vuelve a reaccionar al percibir el aliento ardiente que sale de lo más profundo de ti. Siento tus manos que separan el pelo de mi nuca. Dejas al descubierto esa parte de mí que sabes que tan solo es para ti. Solo tú sabes sacar su sensibilidad.
Siento escalofríos al advertir que con tu lengua dibujas la inicial con la que estoy marcada. El placer se apodera de mi cuerpo y me siento arder en tus manos, en tus labios, en ti. La respiración se acelera al compás de mi corazón. Siento cómo tu aliento poco a poco posee mi cuerpo. Tus manos acarician mis hombros y se deslizan suavemente pero con firmeza hacia mis pechos. Mis pezones responden a tus caricias, erectos y dispuestos para dar y recibir el placer que ambas anhelamos. Mi
Mente se descontrola y pierdo el sentido de donde me encuentro, pero me siento segura, porque estoy a tu lado
-¿Tiemblas?- escucho de tus labios
-Si. No puedo evitar hacerlo cuando estas cerca de mi- respondo con voz acelerada y jadeante
Todo en mi interior se desborda entre tus brazos. Me pierdo en tu entrega hacia mí. Siento cómo ardes arder por dentro. Tratas de controlar la intensidad de tus caricias. Es imposible porque tu descontrol es igualado al mío. Buscas mi pasión. Notas cómo mi cuerpo responde con cada caricia y beso que me das. Te enloquece verme así.
Mis manos acompañan a las tuyas y las acerca a los pezones erectos para ti. Los coges firmemente y aprietas. Un suspiro fuerte se escapa de mi interior al sentir el juego al que se han entregado tus dedos. Mis temblores aumentan con cada caricia y beso que me das. Encuentras mi excitación entre las piernas y ahora te siento temblar a ti.
-Me vuelve loca verte y sentirte así- me susurras jadeante y deseosa de mi excitación
-Quiero que me des lo que tienes dentro sólo para mi- continuas diciéndome
-Tus manos, tu piel, tu deseo y pasión harán que te entregue todo lo que quieres de mí- respondo entre gemidos
Te agachas en busca de mi néctar. Tu lengua se desliza por mi vientre en busca de tu deseo mientas que tus dedos sacan todo el fuego que hay en mi interior. La lengua se abre camino entre mis piernas y saborea lo que tus manos retienen para que puedas beber.
Los gemidos aumentan y se mezclan con los tuyos. Mis oídos retienen nuestro placer cada vez más intensos
-¡OH siiiiiiiiii.! Acabarás por sacar lo que nunca había conocido de mi- alcanzo a decirte entre gemidos
Tus dedos y tu lengua se aceleran al escuchar de mis labios estas palabras. Un estallido de placer se apodera de mi cuerpo y te entrego lo que tanto has deseado. Exhausta por lo que acabas de hacer suspiras fuerte. Me miras a los ojos mientras que tus dedos se posan en mis labios
-Bebe de tu placer. Esta eres tú- me dices sonriente y satisfecha.
Extasiada por la intensidad de mi orgasmo te respondo: "Si me miras volveremos a empezar porque tus ojos me dominan"

Para "R" .Con pasión, lujuria y desenfreno. Con amor "S"

02 febrero 2007

Vergüenza




Explicas que nunca te has masturbado delante de nadie. "No podría soportar la vergüenza", afirmas al mismo tiempo que te ruborizas. Te acaricio la mejilla. Mis labios se unen a los tuyos. La lengua busca la calidez de tu boca. Enciendes mi cuerpo. Aceleras mi respiración. Me separo de ti unos centímetros te observo. Me estremezco. Un pensamiento atraviesa la mente y me excito.
Te dejo en el sofá y camino despacio hacia la puerta mientras me debato entre la razón y el deseo. Noto tus ojos clavados en mi espalda. Una nueva oleada de calor recorre mi cuerpo al sentirme observada. Doy la vuelta. Te observo. También veo el deseo en tus ojos. Me muerdo el labio inferior y, sin dejar de mirarte una mano sube lentamente hasta mi cuello. Los dedos acarician la piel que enseguida reacciona. La mano sigue su ascenso hasta encontrarse con la boca. Allí es mi lengua la que pasea lentamente por dos de mis dedos. Dejo caer hacia atrás la cabeza para poder acariciar toda la extensión de la garganta. La respiración se empieza acelerar. Deseo que lo veas. Quiero que sientas mi excitación. Por eso los dedos empiezan a volar ahora sobre los botones de la blusa. Uno a uno van cayendo hasta dejar todo el escote a la vista.
Muestro los hombros al mismo tiempo que los tirantes del sujetador se deslizan sobre ellos. Es ahora cuando observas el ritmo que marca mi pecho. Te mueves ligeramente en tu asiento y separas las piernas. Las manos continúan librando su particular batalla con la blusa. Ahora están a punto de conseguir que mi cuerpo se libere de ella. Al final lo consiguen y la prenda resbala lentamente por la cintura hasta caer al suelo. Me detengo unos instantes. El tiempo justo para intentar calmar la respiración y comprobar al mismo tiempo cómo me empiezo a excitar. Me gusta que me veas. Me enloquece mostrarme sólo para ti.
Acaricio ahora la tela del sujetador mientras que un escalofrío me recorre. Lentamente los pezones se endurecen al entrar en contacto con los dedos que los pellizcan levemente. Pequeños suspiros empiezan a llenar la estancia. Una de mis manos se cuela en el interior de la prenda y me aprieta el pecho con fuerza. Gimo de nuevo pero esta vez con más intensidad. Me deleito con el cosquilleo que siento entre mis muslos y pienso que ya es hora de ir un poco más allá.
Bajo la mano izquierda por mi vientre hasta que se enreda con la cremallera de la falda. Escucho ese sonido metálico tan familiar y siento cómo la prenda se va despegando poco a poco de mi cuerpo. Igual que ha pasado con la blusa, la falda se desliza por las caderas, por los muslos, por las rodillas. Llega a los pies y me deshago de ella con un rápido movimiento.
Vuelves a mover las piernas. Colocas los brazos detrás de la cabeza dejando a la vista la belleza de tu cuerpo. En un gesto de atrevimiento libero mis pechos del sujetador y te muestro mis pezones erectos. Me concentro en recordar la intensa sensación de tener tus dientes sobre ellos. Percibo la humedad que invade mi sexo y que ya traspasa la ropa interior. Quiero tocarme más, acariciar mi sexo con frenesí. Quiero que veas cómo te disfruto. Cómo me haces gozar.
Clavo mis ojos en los tuyos. Mis manos acarician la única prenda que queda sobre mi cuerpo. Sonrío y entre suspiros te pregunto: "¿Puedo seguir?"

01 febrero 2007

Sueños

Abro los ojos. Miro el reloj. Son las siete. Mi cuerpo tiembla. La piel se eriza. La humedad desborda el sexo que palpita y se contrae. Susurro. Jadeo. Mis dedos vuelan sobre el cuerpo encendido. Escucho tu voz. Regreso...