29 junio 2006

Hielo



Te observo desde el otro extremo de la cama. Admiro tu espalda y las curvas que la cintura y las nalgas dibujan en tu silueta. Levanto la mirada y me encuentro directamente con la tuya. Pide ternura, trasmite pasión pero por encima de todo suplica la satisfacción de un deseo. Pienso en cómo sería escuchar de tus labios cuál es esa necesidad que me invitas a satisfacer. Es absurdo esperar que pronuncies palabra alguna. Hace tiempo que ya no son necesarias entre nosotras y si dijeras algo en este mismo instante se rompería esa magia que tanto disfruto al estar contigo.
Salgo de la habitación y, cuando regreso, apenas te has movido. Dejo sobre la estantería el cuenco que llevo entre las manos. Lo coloco de forma que no puedas adivinar cuál es su contenido. Abro un cajón. Escojo con calma un pañuelo. Sí... Este malva... Me acerco. Susurro: "Cierra los ojos. No te muevas". Muy despacio coloco el pañuelo sobre tus ojos no sin antes pasarlo suavemente por tu espalda. La piel reacciona como espero. Una leve sonrisa de satisfacción aparece en mi rostro. Respiró hondo e intento contener el deseo hacia ti. Aún es pronto... Muy pronto...
Te acaricio la nuca y un leve gemido escapa de tu boca. Te beso dulcemente en el hombro. Me levanto y mis dedos toman un cubito de hielo del interior del cuenco que antes he dejado sobre la estantería. Observo una vez más tu cuerpo desnudo y disfruto con las imágenes que vienen a mi mente. Regreso a tu lado. Coloco el hielo a escasos centímetros de tu cuello y dejo caer sobre él algunas gotas. Te estremeces. Intentas moverte pero, cuando estás a punto de sucumbir al deseo recuerdas que, si infringes la única petición que te he hecho, pondré fin a tu placer.
Te esfuerzas por permanecer inmóvil mientras docenas de gotas cubre también tus nalgas. El primer cubito se ha deshecho por completo. Tú ignoras por completo que hay un segundo, un tercero, un cuarto... Tomo más hielo entre mis dedos y lo aprieto con fuerza contra tu piel. Un intenso gemido llena la habitación.
- Eso es. Disfruta y concéntrate sólo en tu placer...-
Mis manos pasean el cubito por toda tu espalda y se divierten jugando con los pequeños trozos que van quedando sobre tus nalgas. Soy consciente del frío que estás sintiendo por todo tu cuerpo y me pregunto si este juego estará produciendo en ti el efecto que deseo. Antes de seguir adelante los dedos bajan lentamente por tus muslos y te obligan a separar las piernas. Ahora suben con avidez y percibo satisfecha la humedad de tu sexo que ansío y deseo. Mueves ligeramente la cadera y, con la misma rapidez con la que mis manos han llegado hasta tu sexo, lo abandonan.
- Lo siento- murmuras - No volverá a suceder- afirmas al mismo tiempo que una risa juguetona me derrite y logra que abandone la idea de no seguir adelante.
- Ya lo creo que no volverá a suceder porque ya no eres dueña de tu deseo. Ahora mismo sabes que la única cosa que ansías sólo te la puedo proporcionar yo y si te mueves... Eso NO sucederá-

Sé que podría pedir que te dieras la vuelta pero prefiero ser yo la que poco a poco coloque tu cuerpo como más desee en cada momento. Con leves caricias y susurrando las palabras adecuadas en tu oído logro que estés tendida boca arriba con los brazos y las piernas perfectamente separados del cuerpo. Pienso en lo preciosa que estás y, durante varios minutos sólo te observo. Escucho tu respiración entrecortada. Es el sonido de quien ansía, de quien desea, de quien confía, de quien se entrega. Me gustaría que pudieras verte en este mismo instante. Que tuvieras el privilegio de grabar en tu mente esta imagen preciosa que me estás regalando sin saberlo.
Me acerco y rozo poco a poco tus labios con los míos. Quisiera ir más despacio pero cuando noto la calidez que sale de tu boca me abalanzo sobre ella absolutamente dominada por la pasión. Mis labios te llenan por completo mientras que mi lengua hace varios segundos que ha encontrado la tuya y disfruta saboreándote....

CONTINUARÁ

PD: Te lo dedicaría pero ya sabes que es para ti:)P

2 comentarios:

Alicia Liddell dijo...

Este post y "Esposada" ... me recuerdan bastante -salvando las distancias- a la novela de Elizabeth McNeill (aunque nadie recuerde el nombre de la autora, ya que probablemente sea un pseudónimo): "Nueve semanas y media".

mireias32 dijo...

Pues ni idea. No he leido ese libro y, con respecto a la película, la verdad es que me decepcionó bastante. Mucho ruido y después... Nada:)